MIGRAÑA Y SU RELACIÓN CON LA MUSCULATURA DEL CUELLO Y DE LA CABEZA

MIGRAÑA Y SU RELACIÓN CON LA MUSCULATURA DEL CUELLO Y LA CABEZA

¿Sabías que hasta un 30% de las cefaleas crónicas y recurrentes tienen su origen en las cervicales?

La proximidad entre cuello y cabeza provoca que cualquier alteración que afecte a alguna de las 7 vértebras cervicales o a la musculatura que la rodea comprima el tejido nervioso y cause dolor de cabeza. Por tanto, para aliviar este tipo de cefalea es fundamental solucionar los posibles problemas que afecten al cuello, tanto a nivel óseo como muscular.

Las causas pueden ser múltiples, pero las más habituales son las siguientes:

  • Sencillamente, una mala postura mantenida. Una de las posturas más perjudiciales es la “cabeza adelantada”. En ella el peso del cráneo “tira” de las vértebras cervicales hacia abajo, lo que puede originar dolor de cabeza.
  • También puede empezar con un latigazo cervical. Suele ocurir en accidentes de coche: el cuello se sacude hacia delante y hacia atrás de forma muy brusca y sin control, dañando la musculatura y los ligamentos que rodean las cervicales, lo que impide mover el cuello. Un buen número de este tipo de cefaleas empiezan con un traumatismo de estas características, por eso es clave recuperarse correctamente y realizar rehabilitación para evitar secuelas.
  • Las vértebras pueden estar algo desgastadas. El deterioro que se produce en el cartílago de la articulación que “une” las vértebras también puede ser el culpable. A medida que avanza este proceso degenerativo, los nervios que pasan por ella se comprimen y provocan un dolor que puede irradiarse incluso a los brazos.

 

PASO A PASO PARA ALIVIAR UNA MIGRAÑA CERVICAL

En cuanto notes que te duele el cuello, pon en práctica una o varias de estas medidas para evitar que aparezca la cefalea:

  • Duchas de agua caliente: este es, seguramente, uno de los remedios más sencillos y eficaces que existen. Y funciona tanto si tienes tendencia a pasar por épocas en las que te duelen más las cervicales o justo después de sufrir una lesión concreta como un latigazo cervical:
  • Durante los dos primeros días de dolor intenso realiza duchas de 5 minutos dirigiendo el chorro de agua caliente hacia el cuello. Repite 3 o 4 veces al día. El calor húmedo ayuda a bajar la inflamación. 

1.      Aplica calor seco: cuando remita la intensidad del dolor (probablemente al  tercer o cuarto día, aunque también puede ser antes) aplica alrededor del cuello una bolsa de agua caliente o un saquito de semillas calentado previamente en el microondas. También puedes utilizar una almohadilla eléctrica o incluso una lámpara de infrarrojos doméstica específica para este uso.

  • Haz sesiones de 10 a 30 minutos cada 2 o 3 horas (no olvides realizar una justo antes de acostarte).
  • Si el calor húmedo te ayudaba a bajar la inflamación en un primer momento, el seco aumenta el flujo sanguíneo, relaja la musculatura y tiene un efecto analgésico.

 2. No olvides la zona de los hombros

La mayoría de molestias cervicales se irradian a la zona de los hombros porque ambas comparten músculos como el trapecio, que ocupa prácticamente toda la parte alta de la espalda, desde el cráneo hasta la última vértebra dorsal.

Si hay tensión en el cuello, es fácil que también afecte a este músculo que cubre la escápula. De la misma manera que si se contractura el trapecio, las cervicales también sufrirán. Un auténtico círculo vicioso. Por lo tanto, cuando apliques calor seco hazlo también en los hombros.

3. Cambia de postura

Muchas cervicalgias que provocan cefaleas se originan en malas posturas, sobre todo al sentarse. Pero, aunque tu posición sea la correcta…

  • Tus músculos y tus huesos están diseñados para moverse y no pasar excesivo tiempo en la misma posición. De modo que, si notas molestias, levántate y camina un rato, estira brazos y piernas, mueve el cuello. 

 4. No leas con el libro en las piernas

Eso obliga a bajar la mirada y, en consecuencia, a inclinar o flexionar el cuello, lo cual puede suponer una carga de hasta 27 kilos en tus cervicales. Y es que, como te decíamos, la postura con la “cabeza adelantada” es la más perjudicial para estas vértebras.

También lo es echar la cabeza demasiado hacia atrás, mantener los hombros tensos y hacia arriba o realizar tareas que impliquen un esfuerzo por encima de ellos. ¿Cómo saber entonces cuál es la posición idónea?

  • Si logras trazar una línea recta imaginaria que pase por el centro de la rodilla, el centro de la cadera y del hombro, y el borde de la oreja es que tu postura es correcta.

5. Adopta la postura anatómica al dormir

Si sueles colocarte boca arriba en la cama, lo mejor será optar por una almohada baja. Si lo haces de lado, elígela un poco más alta porque eso ayudará a que las cervicales no modifiquen su curvatura natural.

6. Corrige tu postura al utilizar la tablet o el teléfono móvil

La postura que utilizamos para ver las notificaciones de nuestros smartphones tanto sentados como caminando es siempre la misma y es muy perjudicial para nuestro cuello y para nuestra espalda. Por lo que, ya que el teléfono va a seguir presente en nuestras vidas, sería conveniente que supiéramos adaptar nuestra postura adecuadamente para evitar futuras dolencias.

 

 

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