AJUSTAR EL RELOJ BIOLÓGICO AYUDA A PREVENIR EL CÁNCER
El desajuste de nuestro reloj biológico debido a los malos hábitos de vida es uno de los factores que está influyendo en el aumento de los números de casos de cáncer. Ajustar nuestros diversos relojes internos puede tener un efecto protector.
Aunque no los notemos, nuestro cuerpo se rige por un reloj biológico -de hecho por varios- encargado de regular desde el funcionamiento de las células, hasta el sueño y la vigilia, la producción de hormonas, la temperatura corporal, la tensión arterial, la eliminación de toxinas…
Nos puede parecer algo insignificante, pero no lo es: en 2017 los científicos que lo descubrieron recibieron el premio Nobel y la alteración de los relojes del organismo ya se considera un posible desencadenante del cáncer, según la Organización Mundial de la Salud.
Por todo ello, la ciencia investiga cómo su desequilibrio contribuye a la aparición y el desarrollo de tumores.
Un estudio realizado en Reino Unido observó a 150.000 mujeres entre 40 y 70 años y concluyó que el cronotipo matutino (madrugar y realizar nuestras actividades mayoritariamente durante el día) nos protege frente al cáncer de mama.
Otras investigaciones han asociado dormir poco o mal con un 70% más de riesgo de padecerlo; una cifra idéntica en el cáncer de próstata en los hombres.
La Universidad de California ha observado que el cáncer de pulmón desajusta nuestros relojes internos y la glucosa se acumula en el hígado, propiciando el desarrollo de las células cancerosas.
También se ha asociado una mayor actividad durante la tarde y noche con el aumento de marcadores inflamatorios en personas con cáncer colonorrectal.
Y ya se sabe que la inmunoterapia sí funciona mejor según el momento del día en que se administre, según un estudio de Estados Unidos.
CÓMO INFLUYEN LOS HÁBITOS
Seguir malos hábitos o hacerlos a destiempo, como irnos a dormir muy tarde y seguir durmiendo cuando en realidad ya hay luz natural y nuestro cuerpo está preparado para despertar, puede alterar nuestras células tal y como hemos visto y nos explican los científicos.
- Pero esa relación también ocurre a la inversa. Cuando ya existe un tumor, se trastornan nuestros ritmos.
- No solo porque las células han perdido su equilibrio y están creciendo desordenadamente, sino también por los efectos secundarios de los tratamientos.
Por eso es aún más importante “ordenar” la vida, incluso tener a la vista un horario perfecto y seguirlo lo más posible.
CLAVES PARA AJUSTAR NUESTROS RELOJES
Las referencias externas activan nuestros relojes para saber en qué momento del día estamos y si, por ejemplo, ponemos en marcha el metabolismo o descansamos para que tejidos y células dañados por la actividad diaria se reparen.
La principal referencia de nuestros relojes es la luz. Las células de la retina de los ojos perciben si hay o no luz natural y envían la información al cerebro y al resto del organismo para que libere determinadas hormonas que nos permiten hacer lo más adecuado en cada momento:
- Comer y trabajar mientras es de día; o dejar de hacer ambas cosas (cesar toda actividad y ayunar) en cuanto anochece.
Los siguientes consejos te pueden ayudar a mejorar tus relojes internos, pero insiste, porque pueden tardar unos días en reajustarse.
- Acuéstate 1/4 de hora antes cada día. Se ha estudiado mucho la salud de los trabajadores que hacen turnos de noche y se sabe que un período prolongado (más de 20 años) de trabajo por turnos aumenta el riesgo de desarrollar cánceres de mama, próstata y de recto. Si sueles ir a la cama más allá de las once o doce de la noche, cambiar de golpe es difícil, pero te ayudará mucho adelantar 15 minutos cada día la hora de acostarte.
- Cuando anochezca, usa luz tenue en casa. Evita las fuentes de luz muy intensa y procura no mirar demasiado la televisión, el teléfono móvil o la tableta para no exponerte a la luz azul que desprenden y puede desorientar tu cerebro, pidiéndote que hagas cosas mas propias de la actividad diurna, como comer.
- Abre bien las ventanas al despertarte para que entre luz. Un paseo a primera hora también contribuye a reajustar los relojes (el ejercicio intenso es mejor a media mañana). Y desayuna, porque tu cuerpo está esperando gasolina.
- Las horas de la comida marcan, también, la puesta en hora de los relojes. ¿La mejor? Comer entre las 13 y las 14 horas, y cenar sobre las 19-20 horas (dos o tres horas antes de acostarte). Y reducir las calorías que ingerimos ayuda, según una investigación del Institute For Research in Biomedicine de Barcelona.