ENTRENAMIENTO CONCURRENTE

ENTRENAMIENTO CONCURRENTE

¿Pero, qué es el entrenamiento concurrente?

Se conoce, como entrenamiento concurrente a la combinación entre el trabajo de fuerza y resistencia, para la mejora de la capacidad aeróbica en una misma sesión de trabajo.

Se sabe qué en deportistas de resistencia, trabajar la fuerza puede mejorar su rendimiento por la optimización de la economía de carrera Hickson (1980). Este trabajo con cargas elevadas genera buenos resultados cuando se prioriza el entrenamiento aeróbico y se hacen sesiones cortas y aisladas de fuerza.

Cuando la exigencia del deporte demanda de una buena condición cardiopulmonar y de fuerza, como el futbol americano, el rugby, el CrossFit® o los deportes de contacto, el volumen de entrenamiento para el desarrollo de ambas cualidades es superior, y es donde sucede el fenómeno conocido como “interferencia”.

Las interferencias son las limitaciones en el progreso que se generan al entrenar fuerza y resistencia en un mismo programa de entrenamiento Kodama, S., Saito, K., Tanaka, S., Maki, M., Yachi, Y., Asumi, M., Sugawara, A., Totsuka, K., Shimano, H., Ohashi, Y., Yamada, N., & Sone, H. (2009).

 

La especificidad es una de las premisas básicas que se debe cumplir para incrementar la eficacia de un programa de entrenamiento concreto.

Sin embargo, puede suceder que no tengamos un único objetivo marcado y que deseemos avanzar en aptitudes aparentemente distantes entre sí, como son la fuerza y la resistencia, aunque con un gran carácter recíproco en la realidad.

 

A continuación, analizaremos el entrenamiento concurrente y las posibles interferencias generadas, así como las metodologías con mayor probabilidad de éxito.

 

Fenómeno de interferencia, entrenamiento concurrente

Antes de entrar a analizar los efectos negativos, en cuanto a rendimiento, de una mala organización del entrenamiento concurrente, cabe remarcar la importancia del mismo en términos de salud cuando este se realiza correctamente.

 

La capacidad cardiorrespiratoria en general, y los sistemas que intervienen en esta función en particular, han sido definidos en muchos estudios como potentes predictores de las causas de mortalidad entre la población.

Por otro lado, las cualidades de fuerza de un individuo también suponen un claro indicador de la calidad de vida del mismo, imprescindible para el desarrollo funcional de múltiples tareas de la vida diaria.

 

Aunando estas dos cualidades físicas parece imprescindible y beneficioso la práctica de estos dos objetivos en los programas de entrenamiento concurrente, aunque el éxito dependerá de la correcta planificación para evitar el denominado fenómeno de interferencia.

 

Este fenómeno fue estudiado de manera pionera en 1980, donde un estudio concluyó que el entrenamiento de resistencia, llevado a cabo conjuntamente con el de fuerza, podría interferir negativamente en las ganancias de esta última.

Estudios posteriores de este mismo autor demostraron, además, que contrariamente el entrenamiento de fuerza beneficiaría a la aptitud de resistencia (VO2 máx), cuando ambos se combinaban en la misma sesión.

 

Creado el tópico en esta fecha, fueron muchos los investigadores que se lanzaron a desmentir y a refutar los efectos del entrenamiento concurrente, todos ellos mediante un análisis del fenómeno de interferencia.

Debido a la gran cantidad de información sobre la incompatibilidad de ambas modalidades de entrenamiento concurrente, es importante señalar:

       En primera instancia se demostró que las adaptaciones a nivel celular son contrapuestas en el caso de ambas modalidades de entrenamiento, salvo en el caso de las fibras musculares tipo I, Hawley (2004).

       Otra posible explicación radica en la acumulación de la fatiga con ambas tipologías de entrenamiento, producto de una frecuencia, volumen e intensidad de entrenamiento en exceso Leveritt, M., & Abernethy, P. (1999). A esto hay que añadirle un tiempo de descanso entre sesiones insuficiente junto con la demanda de grandes grupos musculares de manera simultánea.

       Por otro lado, se ha tratado de explicar este fenómeno de interferencia por la acumulación de la fatiga, o fatiga residual, que impediría una óptima generación de tensión muscular en el entrenamiento de fuerza, en comparación con este objetivo de manera aislada Craig, BW., Lucas, J., Pohlman, R. & Stelling, H. (1991).

 

Depleción de las reservas energéticas

Con cualquier tipo de ejercicio físico sucede un desgaste de las reservas energéticas, si se pretende hacer un entrenamiento concurrente en el deporte, este combustible fisiológico no podrá mantenerse en ambas actividades.

El entrenamiento de fuerza requiere de intensidades elevadas para mejorar significativamente, es por eso que las controversias afectan más a esta cualidad. Por el contrario, con este entrenamiento sí que se observan mejoras significativas en la resistencia cardiovascular.

 

Transformación de fibras y área transversal

La hipótesis de la transformación de las fibras en función de utilidad que se le da al músculo aparece en algunos estudios de Hickson, y de Pallares & Izquierdo (2011),

Las fibras musculares están muy determinadas genéticamente, pero tienen un margen de adaptación según el perfil de entrenamiento.

Si se trabaja en patrones de resistencia las fibras músculo esqueléticas tipo IIx mutaran a tipo IIa, mientras que, si se estimulan con entrenamientos enfocados a la fuerza, las fibras tipo IIa adquirirán características de fibra Tipo I (Pallares & Izquierdo, 2011).

Este fenómeno permite al deportista especializarse según el tipo de ejercicio y dificulta poder mejorar en los dos simultáneamente.

 

Por otra parte, Hickson (1980) habla también del tamaño del área transversal del músculo.

Entre otras, las adaptaciones de la fuerza se manifiestan en forma de hipertrofia muscular con un aumento del área de las fibras rápidas, mientras que las adaptaciones musculares con el entrenamiento de resistencia se suceden en forma de aumento de la concentración mitocondrial con una capacidad asociada para generar ATP aeróbicamente sin el aumento del tamaño muscular.

Es decir, que el impedimento del aumento del área transversal del músculo que genera el entrenamiento aeróbico limitará las mejoras de la fuerza.

 

Sujetos entrenados y sujetos no entrenados

No podemos tratar por igual a los sujetos desentrenados y a los entrenados, ya sabemos que estos últimos tienen muchas más dificultades para progresar, debido a las adaptaciones fisiológicas que ya ha experimentado su metabolismo.

El trabajo de Coffey & Hawley recoge estudios sobre el entrenamiento concurrente en el deporte a muestras con perfiles entrenados y desentrenados y concluye que cuando individuos previamente sedentarios o recreativamente activos comienzan cualquier programa de entrenamiento concurrente.

La respuesta a los dos modos de ejercicio es positiva y promueve una adaptación genérica en ausencia de una verdadera especificidad del efecto de entrenamiento.

Por lo tanto, las bases moleculares para el “efecto de interferencia” pueden ser indistinguibles en tales individuos. En deportistas entrenados manca de información fiable, pero los estudios demuestran que aparecen las interferencias a medida que el individuo está más entrenado.

 

Conclusiones

Entendiendo el entrenamiento concurrente como la combinación de dos modalidades de entrenamiento, aparentemente distantes entre sí, se han creado numerosos mitos al respecto que pueden hacer peligrar la eficacia de cualquier programa de entrenamiento si este no se planifica correctamente.

La consecuencia de ello, en cuanto al entrenamiento concurrente se refiere, es el fenómeno de interferencia por el cuál la fuerza y la resistencia pueden perjudicarse recíprocamente si no se controlan bien ciertas variables que definen al entrenamiento.

Para corroborar estas variables en primer lugar hay que tener en cuenta el volumen total de entrenamiento, la frecuencia e intensidad de los ejercicios, el orden en que se realicen y los grupos musculares implicados.

Este precepto aumenta de importancia cuanto más nos acercamos al rendimiento deportivo.

 

Referencias bibliográficas:

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