LA ENERGÍA VITAL Y LA FELICIDAD
LA ENERGÍA VITAL Y LA FELICIDAD
Por José Rodrigo García
Director de la Universidad del Deporte
Por primera vez desde hace cientos de años, las generaciones actuales vivirán menos que las anteriores. Después de haber superado innumerables enfermedades y situaciones adversas, la expectativa de vida de la Generación de Cristal será en promedio 7 años menor que la de sus padres. En lugar de aumentar la longevidad está disminuyendo. El sobrepeso y la obesidad, así como la prevalencia de las enfermedades crónico-degenerativas, aunadas al cada vez más creciente sedentarismo, están provocando que los cuerpos se deterioren mucho más, y más rápido que en décadas anteriores.
Mucha gente asume que la única fuente de energía proviene de los alimentos, pero eso no es así. Los productos que comemos están compuestos por elementos orgánicos que a su vez están constituidos por electrones que fluyen en una cadena, que genera energía en nuestro sistema digestivo, el cual, los libera al torrente circulatorio para que lleven esa fuente energética a todo el organismo, a través de la producción de ATP.
Prácticamente todo en la vida es energía. Necesitamos energía para movernos, para pensar, para expresar sentimientos; sin embargo, no toda esa energía puede ser obtenida a partir de los alimentos y, curiosamente, aunque la mayoría no lo sabe, es la falta de energía lo que nos hace infelices. Somos seres energéticos, una curiosa combinación de energía electroquímica, que se recicla permanentemente con el proceso trabajo-alimento-descanso, pero que al faltar cualquiera de ellos se altera drásticamente.
Tener energía nos permite hacer lo que queremos. Correr, saltar, nadar, jugar con nuestros hijos, estudiar, trabajar; incluso, poder disfrutar de unas buenas vacaciones, en vez de vivir “echados” en el sofá viendo la televisión La falta de energía va minando nuestras vidas y convirtiéndonos en personas cansadas, enfermas e infelices. No podemos pensar con claridad, muchas veces tomamos malas decisiones y sobrevivimos, no vivimos y menos disfrutamos.
Hoy en día, las comodidades de la vida moderna, que por un lado contribuyen a nuestro bienestar, por el otro nos perjudican gravemente. Vehículos automotores, ascensores, escaleras eléctricas, comida rápida industrializada, alimentos con muy bajo valor biológico y llenos de conservadores químicos, contaminación, ruido excesivo y mucho estrés.
Vivimos en una época de estrés permanente. Prácticamente toda la información que recibimos afecta a nuestro organismo de forma negativa. Enfermedades, violencia, inseguridad. Todo eso altera nuestro equilibrio emocional y nos hace perder energía vital. Nuestro sistema inmune tiene que trabajar horas extra para poder atenuar las agresiones del medio ambiente, y la abundancia de información y desinformación que circula sin control en las redes sociales y otros medios de comunicación.
Nuestra calidad de vida se ve afectada y vivimos literalmente enfermos e infelices o con una felicidad ficticia, convenciéndonos una y otra vez de que no estamos tan mal. Utilizamos medicamentos que, en la mayoría de los casos, solo alivian temporalmente los síntomas que sufrimos, pero que no resuelven el problema porque no atacan la causa. Y lo peor de todo, es que asumimos que es normal.
Necesitamos incrementar de manera importante nuestra energía vital. Si queremos gozar de una buena calidad de vida y ser capaces de disfrutar de todo nuestro potencial, tenemos que cambiar la química de nuestro cuerpo y encontrar diferentes fuentes de energía. Luz y calor solar, agua, tierra, aire puro, y desde luego, actividad física. Todo ello nos ayuda a producir electrones y por ende energía. Mientas más energía, más posibilidades de hacer las cosas que nos gustan y deseamos, durante más tiempo.
Así que, aprovecha cualquier oportunidad para conectar con tu energía interior. Ponte cada vez que puedas en contacto con la naturaleza, toma baños de sol, camina descalzo sobre la tierra, abraza un árbol, respira aire puro, bebe más agua, ejercítate en el campo, sal de tu rutina diaria, medita, ten pensamientos positivos, cárgate de energía y vivirás más feliz.