MEDITAR NO ES DEJAR LA MENTE EN BLANCO
Hay muchos malentendidos acerca de la práctica de mindfulness o Atención Plena, especialmente entre aquellas personas que desde hace poco dedican unos minutos al día a meditar y creen que consiste en sentarse a respirar y dejar la mente en blanco. Esta equívoca idea genera mucha frustración entre los principiantes, ya que el cerebro humano funciona como una antena que constantemente recibe información.
Meditar no consiste en apagar el pensamiento, sino en observar cómo funcionan los hábitos de nuestra mente, y qué emociones provocan. Si perseveramos, poco a poco crearemos un espacio de desidentificación con el pasado y el futuro que nos permitirá dirigir la atención hacia el momento presente. La respiración puede servir de guía o ancla cuando nos sentamos a meditar, pero siempre aflorarán pensamientos que hay que dejar pasar. Hay días en que la mente se mostrará más agitada, no importa si llevamos dos días o veinte años practicando.
Lo más importante es la constancia, y sobretodo disfrutar la práctica en vez de esperar una transformación milagrosa. Precisamente, la Atención Plena consiste en salir de la ilusión del tiempo para experimentar plenamente el ahora, así que no te obsesiones con los resultados. También es fácil caer en otro malentendido: no debemos confundir la observación del ahora con el acto de pensar acerca del presente. El objetivo de la meditación, muy al contrario, es abandonar el espacio mental para poder sentir el cuerpo y las sensaciones sensoriales que nos regala la vida cada instante.
No es posible pensar y sentir al mismo tiempo. Por esta razón, cada vez que diriges tu atención al cuerpo y a la realidad circundante -sonidos, tacto, sabores, luz en movimiento- estás meditando. No es imprescindible que te sientes a meditar si te resulta tedioso, basta con que ejercites la facultad de dirigir tu atención hacia el momento presente, en vez de hacia aquello que ahora mismo no existe.
Esta facultad crece cuando la ejercitas: cada vez que sitúas tu atención en el aquí y ahora, estás reforzando tu capacidad de vivir plenamente. Además, la experiencia del momento presente activa las conexiones sinápticas vinculadas al bienestar y apaga las de la ansiedad. El mindfulness transforma nuestro cerebro; así lo han demostrado los expertos en neuroplasticidad.
No se trata de que practiques esta disciplina como si estuvieras en el ejército, por favor. Si sientes miedo, obsérvalo, acéptalo y abrázalo: una parte de ti te está llamando la atención porque quiere que te hagas consciente de ella y no la niegues. La aceptación, y sobretodo el dejar de emitir juicios acerca de lo que es bueno o malo, es el fundamento principal del descanso mental.